Historia del Pueblo
El Templo
El Retablo
Interior de la Iglesia
Virgen de la Luz
   El Conde Pelagio
Volver      

      Hay otra leyenda, o tradición, que explica la fundación de la Ermita y la devoción de la Virgen de la Luz de distinta manera. Es más medieval, más de nuestra literatura de caballería y de nuestro Romancero. Es la del Conde Pelagio. ¡Siempre los condes en los romances y los cuentos de antaño!. Tiene su encanto y su sabor ancestral.

      Es en el siglo VI. Dominan en España los visigodos. Eran arrianos. Una herejía que negaba la divinidad de Jesucristo y, por lo tanto, la Maternidad Divina de María. El Conde, fiero él, se enamoró perdidamente de una linda pastorcita, creyente ella, muy cristiana y fervorosa. Pelagio se llamaba el Conde, Leticia la pastorcita. A las reiteradas pretensiones del Conde se opone la hermosa pastorcita alegando: No me casaré jamás con un hombre no católico. Yo amo a María y a Jesús. El Conde, enfurecido por la negativa, mandó encarcelar a Leticia y a toda su familia. En los calabozos del castillo rezaba y rezaba la bella pastorcita. El segundo día de Pascua los criados del Conde irrumpieron en su presencia para decirle asombrados: ¡Señor!, el rebaño de Leticia, la pastorcita prisionera, es cuidado por una anciana llamada María, que ha devuelto la vista al ciego escudero Sixto. Y más dijeron al Conde: Que cuando fueron a detener a la anciana para traerla al castillo, les había sido imposible hacerlo porque sus pies se habían quedado clavados en el suelo junto a la encina. Al mismo tiempo decía la anciana: arrepentidos los quiere Jesús. Decid al Conde que si no da libertad a Leticia y su familia se quedará ciego hasta que, arrepentido, se haga creyente. Enfurecióse luego el Conde y, en su ira, quiso matar a Leticia, a su familia, a la anciana y al rebaño. Y al instante, Pelagio quedó ciego, según la profecía.

Ermita de la Luz
Ermita de la Luz

      Sumido en la oscuridad de la ceguera, cayó de rodillas penitente el Conde y clamando en alta voz decía: ¡Señor, perdón, creo en Ti!. Recobró la vista, convertido, y dio la libertad a Leticia, a su familia, a la Señora María y al rebaño. Aceptó la pastora los amores del Conde y se casaron junto a la encina sagrada sobre la que apareció una señora muy bella y resplandeciente que les dijo: ¡Seguid siendo buenos cristianos! ¡La religión de Jesús os salvará!. La anciana María soy yo. Seré vuestra luz en las tinieblas. Yo seré vuestra Patrona. Seré vuestra Virgen de la Luz y os protegeré en las desgracias.
      En aquel lugar se levantó una Ermita. La de la Virgen de la Luz.
      Bonita también la leyenda del Conde fiero y Leticia, la dulce pastorcita.