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Virgen de la Luz
   La Luz en el siglo XVI
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       Aquella Ermita de La Luzena fue siempre el centro y corazón de Arroyo de la Luz. La fe cristiana de todos los arroyanos se cifraba en la devoción y cariño a su Virgen Patrona. Se esmeraban todos en agradar a la Señora y en cuidar su Santuario. Así la vida arroyana tenía siempre su orientación dirigida a María de la Luz, su Virgen.

      Fue manifestándose en el ornato y embellecimiento de la Ermita de siempre y desde que los documentos históricos nos informan lo que se hacía, vamos conociendo la evolución del culto y obras realizadas en honor de La Luz.

      El siglo XVI, grande en la historia patria, lo es también en Arroyo. En este siglo se termina la Iglesia de la Asunción, se hace su glorioso Retablo, con los Morales, Hipólito y demás artistas, se hace la torre de campanas, se construyen ermitas arroyanas, se edifica el Convento de San Francisco y se le pone el nombre definitivo a la Virgen, que en adelante, se llamará ya siempre de la Luz. En este siglo grande se ven las características propias del gótico tardío en la construcción de la Ermita, con su hermosa portada principal, deformada un poco por la hechura del portal que la cubre. Se hacen los tramos de la nave con sus arcos góticos y, poco a poco, los portales que la circundan.

      Hay un testimonio relevante en el siglo que nos ocupa y es la narración de cómo se celebraba el Día de la Luz en aquel tiempo. Es del año 1557. El Doctor D. Pedro Salcedo, Visitador del Obispado, estaba en Arroyo por la Semana Santa y asiste a la fiesta el Día de la Luz. Ordena a su Secretario que levante acta del acontecimiento con la belleza del antiguo castellano. Es la siguiente:

"Aviendo visitado el dicho Señor Visitador la dicha hermita de la Luz y aviendose hallado en ella el segundo Día de Pascua de Flores que es el dia questa Villa tiene devoción de ir en procesión a ella hallo que tenia gran necesidad de abrirse una puerta a la parte del mediodia a donde al presente tiene un altar en que solian decir misa en dicho dia fuera de la dicha hermita"..


Interior de la Ermita
Interior de la Ermita

      Precioso texto que nos habla de un Día de la Luz en aquel tiempo. Cuando había tanta fe que los arroyanos iban en procesión a la Luz. La Misa se decía de campaña, en la calle, en un altar situado donde ahora está la puerta que mira al mediodía. El Día de la Luz se llamaba el Segundo día de la Pascua de Flores. La Pascua Florida que decía el antiguo catecismo. Los de Arroyo iban en procesión. Luego vinieron los caballos y la Corredera.

      Las carreras de los caballos fueron una consecuencia normal de la Fiesta de la Luz, que era también la única romería existente. Los hombres volvían de la romería con sus caballos enjaezados y sus mujeres a la grupa. La gente del pueblo salía a la calle principal, La Corredera, a ver y disfrutar con el colorido de jinetes tan vistosos y damas tan engalanadas. Así nacieron las famosas carreras del Día de la Luz. Alguien ha querido ver en las carreras la venida de los arroyanos a dar la noticia de la victoria en el Pozo de las Matanzas. Hay muchos pueblos que tienen una calle con esa denominación de la Corredera, usada especialmente para correr los caballos a la vuelta de la Fiesta.

      Van pasando los siglos y va siguiendo la devoción y el esmero constante en adecuar la Ermita a la fe del pueblo de Arroyo. Todo lo que se hace en el Santuario es demostración del interés constante por dedicarle a su Virgen lo mejor que se pueda encontrar para agradarla. Se colocan las bóvedas, se ponen piso y azulejos, se construyen capillas, se hace el camarín, el púlpito, todo.

      La Ermita contaba con dos capillas, la del Cristo, aún existente y otra que se encontraba donde ahora está el altar de San Francisco, la de San Benito, destruida en la guerra de la Independencia.