Historia del Pueblo
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LA GRAN RESTAURACION (Continúa)

      El Templo cambió totalmente al resplandecer su primitiva belleza en todo el interior. La Dirección General de Bellas Artes se hizo cargo del coste total, con la colaboración de la Parroquia y de otros organismos y personas particulares. Se puede determinar que el importe o gasto total de las obras superó la cifra de VEINTICINCO MILLONES de pesetas, de entonces. Las obras de albañilería finalizaron en noviembre de 1971.

      Todos estos datos los recogemos, porque ya son constitutivos de historia y suponemos que interesarán, sobre todo, a los más mayores, amantes de su iglesia, que vivieron los acontecimientos de la restauración. Después de todo esto, la iglesia de la Asunción fue declarada Monumento Nacional.

      Cuando Colón meditaba rutas e ilusiones los arroyanos se afanaban en dar término a su grandioso Templo de la Asunción. Lo grande es fruto de ilusión y de trabajo. 1495 señala una de las claves que cierra la bóveda de la capilla de San Andrés, la de la pila del bautismo. Esto es la iglesia de la Asunción: una idea ambiciosa, una entrega sin límites, un trabajo sobrehumano. Es un retrato de familia. Así eran nuestros mayores. Esto creían. Esto hacían.

      El Arquitecto Director de la obra es Miguel de Villarroel, Michel, que ocupaba el puesto de Maestro Mayor de la Catedral de Coria, también en construcción. El realizador fue Rodrigo Alonso. Michel ordena el rehinchimiento de las bóvedas con objetos de cerámica, (ollas, pucheros, cántaros, tinajas, etc.) y los olleros multiplican las hornadas de cacharros de barro, así como los particulares que entregan sus objetos cerámicos usados para conseguir llenar los huecos. Después se cubre toda la cerámica con planchas de corcho y se da una capa de ladrillos sobre la que van las tejas. Extraordinaria cubierta la de Michel en la que las bóvedas no sufren presión de rellenos y escombros, como es corriente.

      Exteriormente se comprueba su fábrica de sillería granítica y presenta proporciones regulares, con muros lisos y escasez de vanos, rodeada de amplio atrio, antiguo cementerio, con gradas donde son convenientes para el acceso al templo. Es de una sola nave con tres cuerpos, que los antiguos denominaban capillas cubiertos con bóvedas de tercelete y, separados entre sí, por arcos de medio punto apoyados en pilares fasciculados adosados. En el último tramo se encuentra la Capilla Mayor, por la cual comenzaría la obra, con menor anchura y altura que la nave. En los pies se encuentra un amplio coro, que se alza sobre tres arcos y bóveda rebajada. El coro luce una primorosa balaustrada plateresca en piedra. La nave de la Iglesia es atrevida. Quince metros de luz y veinticinco de larga. En la parte del Evangelio se encuentra la sacristía, un buen ejemplar renacentista con bóveda estrellada.

       Lujosa portada con archivoltas en arco de medio punto. Adornada con alfiz y coronada con escudo policromado mariano, ánfora con azucenas y esta inscripción: Se acabó esa obra de la puerta año MDXL .Mayordomo Pero Martín. La construyen los maestros Andrés y Rodrigo Alonso bajo la dirección de los arquitectos Luis y Hernando Moreno. Las cajonerías, en nogal tallado guardan relación con la hermosura de la estancia. Son de 1783. Sigue en el mismo lateral la Capilla de San Andrés, también llamada de la Holgada, ahora capilla del Bautismo. La fecha de construcción está señalada, como se indica más arriba, en una de las claves de la bóveda, 1495. En la parte de la epístola, dentro de la Capilla Mayor, se abre actualmente la llamada Capilla del Sagrario. La preside un sagrario en piedra del siglo XV. Cuando la última restauración de la Iglesia en los años setenta apareció, al quitar el retablo mayor, el sagrario embutido en el muro posterior. Se embelleció la capilla, que estaba dedicada a las imágenes de la Cofradía de la Vera Cruz. Se le colocó bóveda y suelo nuevos y se le abrió la ventanita que se encontraba cegada. Se cerró con sillería un arco grande que daba entrada a la capilla y se le puso una puerta en esviaje al objeto de que se viera la lámpara del sagrario desde el pasillo central de la iglesia. Finalmente, se colocó el Sagrario, cuyas puertas plateadas hizo el artista cacereño Figueroa. Así nuestro Sagrario del siglo XV volvió a realizar el mismo cometido que tuvo en su origen, ser el lugar digno donde se reserva el Santísimo Sacramento.


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